domingo, 26 de febrero de 2017

LOS AGUJEROS NEGROS y LAS ONDAS GRAVITACIONALES: UN NUEVO HORIZONTE

Muy buen trabajo de Sofía A. de 1º CTA


LOS AGUJEROS NEGROS y LAS  ONDAS GRAVITACIONALES: UN NUEVO HORIZONTE

Los agujeros negros son cuerpos celestes con un campo gravitatorio tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar de su atracción gravitatoria. El concepto de agujero negro lo desarrolló el astrónomo alemán Karl Schwarzschild en 1916 sobre la base de la teoría de la relatividad de Albert Einstein; se cree que los agujeros negros se han podido formar como resultado de la acumulación de gran cantidad de materia cósmica es un espacio muy reducido (cuando se colapsa una estrella).
La gravedad en este tipo de cuerpos,  genera una cuestión muy particular que se conoce como horizonte de sucesos; el horizonte de sucesos consiste en una híper superficie de frontera de espacio y tiempo en la cual los eventos que se suceden a un lado de ella no podrán jamás afectar a un observador que se encuentre en el lado contrario.
Se considera que el agujero negro es el resultado de un colapso gravitacional que se inicia tras la muerte o extinción de la energía de una gigante roja (estrella de gran masa).Tras millones de años de vida la fuerza gravitacional de esta estrella gigante ejercerá mucha fuerza sobre sí misma provocando que se concentre la masa originando lo que se denomina como una “enana blanca” (es la estrella cuando agota toda su energía). De esta forma, se producirá el colapso que originará el agujero negro.
Los astrónomos han estimado que la materia atraída hacia un agujero negro es fuertemente acelerada por su gravedad y, por lo tanto, las partículas que la componen entran en un estado de continua colisión mutua, adquiriendo grandes velocidades en una curva de forma espiral. Por este motivo, en los alrededores de un agujero negro se creará un violento torbellino, en el cual la materia trata de penetrar en un muy pequeño volumen del espacio.
El continuo choque de partículas acaba calentándolas y dando lugar a una radiación muy fuerte de energía. Si la temperatura alcanza ciertos valores, se puede detectar ese torbellino mediante observaciones de la radiación en Rayos X.

El 11 de febrero de 2016  se anunció el descubrimiento de ondas gravitacionales provenientes del Universo; este tipo de ondulaciones se producen por acontecimientos muy violentos como la explosión de una supernova o la fusión de dos agujeros negros. Este descubrimiento confirma la última hipótesis sin demostrar de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein relativa a la existencia de dichas ondas gravitacionales.
Estas ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo fueron detectadas por los dos detectores gemelos del LIGO ubicados en Livingston (Louisiana) y Hanford (Washington), EE.UU. Un agujero negro es muy difícil de ver, no emite luz, sin embargo emite ondas gravitacionales en ciertas condiciones, por ejemplo, en la última fase de la absorción de un agujero negro por otro.
Debemos mencionar que no es la primera vez que se detectan este tipo de ondas, la primera fue en 2015; con la última medición se llegó a la conclusión de que la colisión de los 2 agujeros negros produjo otro de unas 21 masas solares. Cuando ocurre una fusión de este tipo, el acercamiento se produce de forma muy lenta que pude tardar miles de millones de años. Pero la fase final ocurre de forma muy rápida. Durante la última fracción de segundo, los dos agujeros negros chocan uno contra el otro a una velocidad de la mitad de la velocidad de la luz transformándose en un único agujero negro mucho más masivo que los anteriores.
Cabe destacar que una parte de la masa de ese gran agujero negro se transforma en energía tras la gran explosión. Esa energía, que se transmite por el Universo en forma de ondas gravitacionales, son las débiles señales que han detectado los detectores de LIGO.
Como en este trabajo se ha hecho mención varias veces de las ondas gravitacionales, es necesario definirlas para comprender mejor todo lo que se ha mencionado antes:
Las ondas gravitacionales son vibraciones en el espacio-tiempo, el material del que está hecho el universo. En 1916, Albert Einstein reconoció que, según su Teoría General de la Relatividad, los cuerpos más violentos del cosmos liberan parte de su masa en forma de energía a través de estas ondas. El físico alemán pensó que no sería posible detectarlas debido a que se originan demasiado lejos y serían imperceptibles al llegar a la Tierra, sin embargo hoy en día sabemos que sí las podemos medir.


Einstein explicó hace 100 años que el espacio tiempo no es un vacío, sino un tejido en cuatro dimensiones que puede ser movido, empujado o desplazado según los objetos que se mueven a través de él. Precisamente esas distorsiones, esas perturbaciones generadas por los cuerpos celestes son la causa de la atracción producida por la Gravedad.
Cabe destacar que Einstein fue un físico alemán elegido por la revista Time como el personaje más importante del siglo XX. Siendo un joven empleado en la Oficina de Patentes de Berna (Suiza), publicó su Teoría Especial de la Relatividad en 1905. Y en 1916 presentó la Teoría General de la Relatividad, en la que reformuló por completo el concepto de gravedad. La teoría de la relatividad especial, formulada por Albert Einstein en 1905, constituye uno de los avances científicos más importantes de la historia. Alteró nuestra manera de concebir el espacio, la energía, el tiempo y tuvo incluso repercusiones filosóficas, eliminando la posibilidad de un espacio/tiempo absoluto en el universo; esta teoría se complementa con la teoría de la relatividad general, publicada en 1915, algo más compleja y que pretende aunar la dinámica newtoniana con parte de las consecuencias de la primera teoría especial. Con la teoría de la relatividad especial, lo que hasta entonces se había dado por sentado que era una constante, el tiempo, era en realidad una variable. No sólo eso, sino que el espacio también lo era y que ambos dependían, en una nueva conjunción espacio-tiempo, de la velocidad.
Según el físico teórico del CERN y del Kings College de Londres, John Ellis, hay acontecimientos cósmicos muy difíciles de ver de forma convencional, con las herramientas de las que dispone la ciencia y que podrían ser descritas gracias a estas ondas que nos llegan. "Observar un agujero negro es muy difícil. Un agujero negro es negro, no emite luz, por eso es complicado observarlo directamente. Pero emite ondas gravitacionales en ciertas condiciones, por ejemplo, en la última fase de la absorción de un agujero negro por otro", explicaba Ellis recientemente a este diario. De ahí que este tipo de ondas tenga tanta importancia en sus aplicaciones a la astrofísica.
Por otro lado, las ondas gravitacionales pueden ser comparadas a las ondas que se mueven en la superficie de un estanque o el sonido en el aire. Las ondas gravitacionales deforman el tiempo y el espacio y, en teoría, viajan a la velocidad de la luz. Su paso puede modificar la distancia entre planetas, aunque de forma muy leve. Como explica Kip Thorne, uno de los pioneros en la búsqueda de estas ondas, estos efectos deben ser especialmente intensos en las proximidades de la fuente, donde se producen "tormentas salvajes" que deforman el espacio y aceleran y desaceleran el tiempo.
La intensidad y la frecuencia de las ondas permitirá reconstruir qué sucedió en el punto de origen, si las causó una estrella o un agujero negro, qué propiedades tienen esos cuerpos y entender mejor esas tempestades en el espacio-tiempo de las que habla Thorne. También permiten saber si la Teoría General de la Relatividad se mantiene vigente en los rangos de presión y gravedad más intensos que pueden concebirse.
·       BIBLIOGRAFÍA

domingo, 12 de febrero de 2017